El viernes pasado escuche una cancion de un grupo de reggae, en vivo y a todo color. El coro de la cancion repetia una y otra vez la misma frase con un ritmo suave y pegajoso: "No estoy solo, estoy con mi movil..."
Ese movil que ha pasado a ser parte integral de nuestro cuerpo. El telefono celular, que en sus inicios fue la gran revolucion de la telecomunicacion se ha convertido en nuestra sombra, que nunca, pero nunca nos dejara solos. La mayoria de nosotros hemos tenido esa sensacion de desnudez si por algun motivo olvidamos el movil en casa. Y la sensacion de desconexion del mundo. Una dependencia total y peligrosa que amenaza nuestra existencia.
Quizas sea el miedo a estar solos. Saber que siempre hay la posibilidad de llamar, de ser escuchados, de ser localizados en caso de un problema o sencillamente para evadir el aburrimiento o para evitar enfrentarnos solos a nuestra realidad. O tal vez, es simplemente el curso que indica el avance tecnologico y asi tiene que ser. Hasta los mas reacios al celular dieron su mano a torcer y aquellos sin un movil son hoy por hoy una especie en peligro de extincion.
Hoy se ve por las calles gente con esos aparatos que se adhieren a la oreja. En un futuro no muy lejano, todos llevaremos uno asi hasta el punto de una mutacion inevitable: los bebes naceran con un aparato incrustado en lugar de la oreja.
